Por Ruth Krauskpof
No sabía donde estaba Fuping cuando recibí la invitación
para trabajar creando obras para el Museo Internacional
de Cerámica Contemporánea FuLe, en China. Y menos
sospechaba que Fuping sería el centro de mi vida por un
mes.
Después del largo viaje a China, quedé impactada al llegar a Fuping.
Además de la emoción que me invadía por la oportunidad de conocer
la milenaria cultura china desde dentro, se encontraba ante mis ojos un
museo de dimensión colosal.
Su arquitectura, de originales y hermosas soluciones volumétricas, se
inspira en los arcos de hornos para cerámica, y está compuesta por muchos
edificios, plazas y jardines de rocas. Algunos espacios interiores llegan a
una altura de veinte metros, son amplios y generosos. Los pabellones
cobijan colecciones de Inglaterra, Francia, Nueva Zelanda, Dinamarca,
Estados Unidos, México y muchos otros países, cada uno al menos con
una gran sala propia.
El motor y curador de esta ambiciosa aventura es el Dr. I Chi Hsu, geofísico
retirado, que siempre fue amante del arte. Es un hombre grande, tranquilo,
y con mucha claridad de objetivos. Grandes sueños que hace realidad y que
ya están marcando un hito en la historia de la cerámica del siglo XXI.
Hace cuatro años el señor Xu DouFeng, presidente del Grupo Industrial
Futo, le pidió al Dr. Hsu que le propusiera un proyecto relacionado con
la cerámica. “¿Cuán grande?” –preguntó el Dr. I Chi Hsu. “Lo más
grande que se pueda”– fue la respuesta. Y así nació este museo, casi
imposible de imaginar desde nuestro contexto sudamericano, y que es
financiado exclusivamente por el empresario. Desde los inicios invitaron
a ceramistas destacados de diversos países a realizar una estadía, con
gastos locales cubiertos, a cambio de que ellos donen las obras realizadas
al Museo FuLe.
Fuping forma parte de los setecientos millones de chinos que viven en
áreas rurales, fuera de la ruta del turista común, pero hoy el Museo de
Cerámica está cambiando esto. Influye también su excelente arquitectura,
que es de por sí un atractivo para visitar el lugar.
Los Guerreros de Terracota, así como otros museos importantes, quedan
cerca de una hora de distancia de Fuping. A la misma distancia queda la
antigua ciudad de Xian y también a una hora queda Chan Lu, el encantador
pueblo cuyos muros están construidos con piezas de cerámica y donde
se hizo por primera vez el esmalte celadón. Chan Lu se preserva tal y
como era en aquellos tiempos y la producción de cerámica esmaltada con
celadón continúa hasta hoy.
Los Guerreros de Terracota, así como otros museos importantes, quedan
cerca de una hora de distancia de Fuping. A la misma distancia queda la
antigua ciudad de Xian y también a una hora queda Chan Lu, el encantador
pueblo cuyos muros están construidos con piezas de cerámica y donde
se hizo por primera vez el esmalte celadón. Chan Lu se preserva tal y
como era en aquellos tiempos y la producción de cerámica esmaltada con
celadón continúa hasta hoy.
Junto a los 19 latinoamericanos invitados a ser parte del Museo
Sudamericano, estuvo el grupo español, integrado por 20 ceramistas.
Al vivir todos en el mismo hotel, comer juntos y compartir tanto la
cotidianeidad en el taller como los ratos libres, se generó un ambiente
intenso de rico intercambio humano y profesional.
Junto a los 19 latinoamericanos invitados a ser parte del Museo
Sudamericano, estuvo el grupo español, integrado por 20 ceramistas.
Al vivir todos en el mismo hotel, comer juntos y compartir tanto la
cotidianeidad en el taller como los ratos libres, se generó un ambiente
intenso de rico intercambio humano y profesional.
Fue un desafío trabajar así. Hubo momentos de frustración, pero
indudablemente el proyecto cuestionó mi necesidad de infraestructura y
control de factores técnicos para poder crear. Finalmente se transformó
en una lección de aceptación de lo que fui capaz de hacer, en un contexto
desconocido y en un plazo definido. Todo esto hizo de la experiencia
una vivencia positiva y muy intensa. Puso a prueba mi capacidad de
adaptación y tolerancia a la incertidumbre, mi intuición y, por qué no
decirlo, mi suerte.
Quería dejar lo mejor de mí en este gran Museo. Por encima de la ansiedad que me produjo trabajar con materiales desconocidos, emergió la certeza
de que volvería a responder positivamente a una invitación tan abierta,
generosa e incluyente como fue la del Museo FuLe. Finalmente los trabajos
salieron del horno y comenzamos el montaje. Faltaba una iluminación
adecuada, pero una vez más tuve que aceptar la realidad de un espacio
aún en construcción.
Fueron invitados a esta residencia, de Argentina: Arnaldo Trenchi, Vivian
Magis, Alejandrina Cappadoro, Carlota Petrolini, Teodolina García,
Mirtha Cappellari, Jaly Vásquez, Elio Ortiz, Beatriz Orozco, Graciela Olio,
Silvia Zotta, Cristina del Castillo, Marta Kearns y Vilma Villaverde; de
Brasil: Norma Grinberg; de Colombia: Cecilia Ordoñez; de Perú: C. Davis
Benavides; de Bolivia: Leticia Straube, y de Chile: Ruth Krauskopf. Todos,
en mayor o menor medida, dejamos nuestra huella en Fuping y partimos
agradecidos y revitalizados a nuestros países.
Luego de la visita de nuestro grupo, se suspenderán temporalmente
las invitaciones de artistas al lugar, ya que se iniciará la construcción de
una Escuela Internacional de Cerámica, que ofrecerá, entre otras cosas,
residencias para ceramistas.
Publicado en el Nº 5 de la Revista Esteka, de Chile.
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